La familia MISSAMI, está formada por las religiosas Misioneras del Santísimo Sacramento y María Inmaculada y por la Familia laica, que ha ido creciendo a la par que crecía la Congregación, fundada por la Beata María Emilia Riquelme.

Donde nacía una nueva comunidad religiosa, las hermanas comenzaban a contagiar, un estilo de ser misión y surgían laicos, llamados a adorar a Jesús Eucaristía, interesados en conocer a María Emilia y, sobre todo, laicos compartiendo la alegría de evangelizar.

En este momento en nuestra Familia MISSAMI, encontramos:

• Religiosas que, desde una llamada específica, están consagradas al Señor a través de los tres votos de castidad, pobreza y obediencia viviendo en comunidad para el anuncio del Reino.
• Laicos que comparten la misión educativa en nuestros colegios, residencias universitarias y también desde una educación alternativa, con alfabetización, talleres con mujeres, apoyo escolar etc.
• Laicos que forman parte y llevan los centros eucarísticos desde “Adora y sirve” adoradores y voluntarios en nuestras obras sociales.
• Laicas que sienten una llamada a una especial consagración, sin dejar de ser laicas, con un compromiso en la sociedad.
• Los misioneros eucarísticos laicos en todos los países donde estamos, con un estilo de vivir la vida cristiana, el seguimiento de Jesús desde la espiritualidad de María Emilia. Gente comprometida desde la familia, que han entendido la clave de la entrega, del servicio.

Somos una familia pequeña, diversa, juntos religiosas y laicos, invitados a volver a la frescura inicial del nacimiento del carisma y a crecer en la iglesia comunión.

En nuestro horizonte vamos dando pasos para pasar de ser colaboradores en la misión a ser corresponsables en la misión. El reto es seguir caminando juntos compartiendo la vida y la misión. SER PRESENCIA DE JESÚS donde cada uno se encuentra. LLAMADOS A COMPARTIR LO QUE RECIBIMOS DE DIOS. Somos sus colaboradores.

Como Familia MISSAMI estamos viviendo este camino de misión compartida como un tiempo de gracia, que nos ha implicado y nos ha impulsado a potenciar, sobre todo, la corresponsabilidad que tenemos desde nuestro bautismo y a ver la sinodalidad, como un fruto del Espíritu que pertenece a la esencia de la Iglesia.

Somos invitados a ponernos a la escucha, en disponibilidad, para dejarnos guiar por el Espíritu. Invitados a pasar tiempo ante Jesús Eucaristía en silencio para que su Palabra resuene con más fuerza. Invitados también, a la escucha de los unos a los otros y de todos al Espíritu.

Vamos experimentando que este caminar juntos es una labor artesana, que requiere mucha paciencia y perseverancia. Caminar juntos desde la diversidad, requiere del discernimiento a lo largo de todo el proceso. Para ello, necesitamos seguir fortaleciendo la formación integral en todos los ámbitos.

Creemos que las áreas de pastoral vocacional, Misión-MISSAMI, secretariado de NMF y la comunicación son transversales a todos los ámbitos.