IV DOMINGO DE CUARESMA

Evangelio: Jn 3, 14-21

En el Evangelio de hoy encontramos uno de los versículos más importantes de la Biblia, una de las expresiones más consoladoras para la humanidad, que brota de la certeza de que Dios ama al mundo y así nos lo entrega para seguir amándolo, todo el Antiguo Testamento y la obra de Jesús se resumen en él.

06. Ante la cruz“TANTO AMÓ DIOS AL MUNDO QUE DIO A SU HIJO ÚNICO, PARA QUE TODO EL QUE CREA EN ÉL NO PEREZCA, SINO QUE TENGA VIDA ETERNA»

La historia de Salvación nos enseña que tenemos un Padre que es Dios y que ante la ruptura de la alianza, nos envió a su hijo para reconciliarnos y darnos gratuitamente la salvación.

A través de la analogía con Moisés y la serpiente Jesús le explica a Nicodemo la necesidad de la cruz como un renacer en el Espíritu, como fuente de curación y perdón.

La serpiente en el Antiguo Testamento era signo de pecado, por lo que debían mirarla de frente quienes habían sido mordidos, lo que indicaba que aceptaban la realidad del pecado, porque el veneno estaba en ellos mismos y sin la intervención Divina no podían ser sanados. El medio que Dios escoge para liberar al pueblo de su propio pecado es una imagen de su misma condición.

Cristo crucificado en la cruz, nos permite ver la realidad de nuestro pecado, a mayor cercanía con Jesús, mayor reconocimiento de nuestro pecado, más claridad, más luz, mientras más lejos estemos más oscuridad, más ceguera.

Cristo en la cruz es nuestro antídoto contra la “mordedura del mal”, es la señal de la nueva alianza, sólo hace falta levantar la mirada hacía él.

Contemplemos a Jesús y experimentemos su salvación. Digámosle hoy en nuestro corazón: Jesús te acepto como el Señor de mi vida y quiero tener mi mirada siempre fija en ti.

Liliam Taborda
@lianmartv