DOMINGO DE RAMOS
Evangelio: Mc 14,1-15,47
Hoy hago stop delante de la Palabra y experimento cómo soy encontrada por Jesús, el Enviado del Padre para anunciar el Reino, por una parte y por otra, como Hijo de Dios para cumplir la misión que el mismo Padre le ha regalado.
Hagamos la experiencia de dejarnos encontrar por Él. Escuchemos en nuestro corazón: “Te llamo a ti”. Sintámonos invitados a hacer este viaje con Jesús desde Betania hasta el Calvario. Desde la experiencia de la mujer que rompió el frasco de alabastro con el perfume de nardo hasta la cruz y muerte, la cual es consecuencia del anuncio del Reino.
Celebrar la Pasión hoy es invitación a contemplar abismados a un Dios a quien el Amor hizo frágil. El Amor anunciado por Jesús no muere en la cruz. Ahí, en silencio, da el grito más hondo, como si nos dijera a cada persona: “Te amo” “Por ti doy mi vida”.
¡El Amor sigue vivo!
Decía María Emilia Riquelme: “Jesús Sacramentado es el centro de la misionera, crucificado, su modelo”. Me siento llamada a vivir la entrega alegre y voluntaria en la vida de cada día.
Mirar, ver, contemplar la Cruz de Jesús es invitación a aprender de Él a entregar la vida por amor. Vivir así va llevando cada día a pequeñas muertes, con la confianza que todas ellas generan vida nueva. No olvidemos que “si el grano no muere en la tierra es imposible que nazca fruto”.
Hoy tenemos retos y llamadas, pedimos al Señor aumente nuestra confianza para vivirlos y haga de nosotros Sus discípulos para seguirle y en la vida mostrar con nuestros gestos que la vida se entrega paso a paso por amor. Aprendamos de Jesús a estar al lado de los crucificados de nuestro mundo, haciendo la opción por ellos en cada circunstancia, aún a costa de nuestra vida. ¡El Señor camina con nosotros y ha dado Su Vida por Amor! ¡Que esta Semana sea “santa” en los momentos de cada día de encuentro con Jesucristo!
Isabel María Venade, mss
@IsabelMariamss