XI Domingo del Tiempo Ordinario

Evangelio: Marcos 4,26-34

¿Os habéis fijado alguna vez en el tamaño de un grano de mostaza?

20. Grano de mostaza

Me encanta y me atrae muchísimo este pasaje del evangelio en el que Jesús habla a las multitudes y compara el reino de Dios con la semilla de mostaza…

Hacía tiempo que tenía muchas ganas de tener un grano de mostaza en mis manos y por fin este año llegó el momento, una hermana me regaló unos cuantos granos de mostaza y para mí fue una gran alegría. Si os soy sincera, quedé admirada del tamaño… Ya sabéis eso de que no es lo mismo “saber” que “ver”, y a veces tenemos la gracia de poder “ver”. Sigo teniendo esas semillas cerca y me gusta dedicar unos segundos cada día para contemplarlas…

A Jesús le encantaba hablar de la semilla de mostaza. La usó como parábola en Mateo, Marcos y Lucas; y además la usó de dos maneras diferentes. En Mateo 17,20 la usó cuando sus discípulos no pudieron arrojar fuera de un niño a un demonio: “Os aseguro que si tenéis fe como un grano de mostaza… nada os será imposible”. La semilla de mostaza es la más pequeña de las semillas, así es que no es importante qué tan “pequeña” o “grande” sea nuestra fe, lo importante es en qué o quién está puesta nuestra fe. Si nuestra fe está en Dios, es más que suficiente para que nada nos sea imposible.

La otra manera en donde Jesús habla de la semilla de mostaza es en nuestro pasaje. Por medio de esta parábola Jesús esperaba qu20. Grano de mostaza manoe sus discípulos pasaran de un entendimiento natural a un entendimiento espiritual…

Jesús enseñó esta parábola para recordarnos que los principios son lentos o pequeños para que no nos desalentemos. A Dios le encanta sorprendernos, Él puede empezar con algo muy pequeñito y convertirlo en algo mucho más grande de lo que nos podemos imaginar. Él puede tomar una situación insignificante y convertirla en algo nuevo… Él mismo pareció ser algo tan insignificante, la piedra a quien los arquitectos rechazaron como inútil, y ahora ha llegado a ser la piedra angular, en donde millones de personas están fundando sus vidas.

Jesús hablaba en parábolas a las multitudes… este lenguaje atraía por su belleza, po20. Árbol mostazar la propia luz del misterio… como los cuentos cuando empiezan a ser narrados a los niños, que automáticamente captan su atención… Así sería igual con Jesús… ¡qué sencillo y qué inmenso al mismo tiempo! Es tan inmenso el Reino de Dios que para compararlo utiliza la imagen de un grano de mostaza…

Qué humildad y sencillez, Dios apuesta por lo pequeño, por lo insignificante aparentemente… que Él mismo nos ayude a descubrirle en los pequeños gestos de cada día, especialmente en la Eucaristía, donde El mismo se hace presente, se nos da totalmente, en la sencillez del pan y del vino, es la gran locura de amor…

Somos invitados a descubrir y vivir desde el “no ser para SER”, ¿te animas a entrar en esta nueva dinámica?

No lo olvides… «no ser para SER»

Sólo queda decir… ¡Gracias Señor!

Davinia Martínez, mss
@Davinia_mss