XIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Evangelio: Marcos 5, 21-43

¿Alguna vez te has sentado a contemplar lo que ocurre en una fuente de algún pueblo y alrededor de ella? Te invito a hacer la experiencia…

Lo primero que llama la atención es su caño de agua… abundante… transparente… fresca… lo segundo es la vida que genera, en la misma fuente y alrededor de ella. Su agua limpia hace posible que surja la vida, por eso suele crecer la hierba a su alrededor… los pájaros se acercan a beber… diminutos anima20150310070756lillos nadan allí donde el agua se detiene momentáneamente… Es además, el punto de encuentro de los vecinos de la zona… el frescor que produce hace que el calor se sobrelleve mejor… el agua quita la sed… y la conversación se hace amena en este ambiente.

Donde hay una fuente siempre hay vida… El evangelio de este domingo también nos refiere estas dos palabras: FUENTE y VIDA. La mujer que padece flujos de sangre lo ha perdido todo por una fuente estéril… una fuente que brota de ella misma… y que lejos de dar, le quita la poca vida que le va quedando… Lleva 12 años gastando todo lo que tiene sin encontrar solución a su mal…

Sólo hay una cosa que puede devolverle la vida… dejar de mirarse a sí misma, levantar los ojos y mirar a Jesús… ni siquiera necesita hablar con Él porque tiene la certeza que con sólo tocar la punta de su manto quedará curada…

Mirar a Jesús supone descentrarse de sí misma para centrarse en Él. Apostar por Jesús implica reconocer que Él es su centro y la verdadera Fuente de la Vida.

Y, cuando uno se reconoce centrado en Dios, pasa desapercibido… No quiere llamar la atención… se agacha entre la gente hasta alcanzar el borde de su manto… y lo toca… y arranca a Jesús la fuerza de la Vida…
“¿Quién me ha tocado?”… pero Señor… si te llevan casi en volandas… ¡No!, alguien me ha tocado de un modo diferente… Alguien, en medio de la masa… la mujer… tú… yo… ¿te das cuenta?… tu vida no pasa desapercibida para el Señor… no importa lo que hagas y lo que te escondas…
Tómate un tiempo delante del Señor… y pregúntate… ¿dónde está mi fuente? ¿quién es mi fuente?… ¿es fuente de muerte o de Vida verdadera?… y, respondas lo que respondas… recuerda siempre que eres único para Dios…

 Yolanda Delgado, mss
@Yoly_ds