XVI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Evangelio: Marcos 6, 30-34

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Qué bien nos viene esta palabra de Jesús, qué apropiada para estos días después de un curso lleno de actividad, de trabajo, de prisas y asuntos “urgentes” y de estar como los apóstoles inmersos en la acción y también casi casi “sin tiempo para comer”.

Descansar, ir a un lugar apartado para reposar todo lo vivido. Me impresiona verte Jesús tan humano, tan cercano, tan Amigo… Los discípulos vienen llenos de experiencias, cansados y los reúnes para escucharlos, para que cuenten lo aprendido y enseñado, para com-partir sus sentimientos. Les das la oportunidad de crecer contigo. Cuando los escuchas los valoras, los dignificas. Siento que así actúas con nosotros, ¡conmigo! Y cuánto bien nos hace este com-partir, nos prepara a ser con-discíplulos, hermanos, nos ayuda a vivir en comunión contigo y entre nosotros. Y me pregunto ¿sabemos usar tu pedagogía? ¿Son nuestras reuniones momentos de “contar” lo que nos mueve, lo que nos da vida? Podemos aprender de ti.

Nos invitas a descansar en un lugar apartado, a encontrarnos contigo en el silencio, de reposar y tomar distancia, de crear nuevas relaciones. Disfrutar de unos días de ejercicios espirituales, regalarnos un descanso espiritual, gozar de tu presencia, del silencio, de la paz… es ecología del alma, y estaremos en sintonía con Laudato Si, de nuestro Papa Francisco.

El descanso de los discípulos tan deseado ¡¡¡¡parece que no les salió tan bien!!!! Los descubrieron y al llegar encuentran una mu25. jesus (1)chedumbre. De nuevo Jesús ¡¡eres sorprendente!! Sientes compasión y te pones a enseñarles con calma. De nuevo tu lección: saber renunciar al descanso cuando mis hermanos lo necesitan y así con calma, no para pasar cuanto antes, no, haciendo de cada entrega don que se da en plenitud.

Gracias por enseñarnos una lección de vida, saber descansar y saber com-partir com-partiéndonos, siendo pan que se parte y se reparte para nuestros hermanos.

Marian Macías Rodríguez, mss
@marianmss