XXV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Evangelio: Marcos 9, 30-37

“… se marcharon de la montaña y atravesaron Galilea”… la montaña, lugar del encuentro con Dios… Galilea, lugar del encuentro con la vida, con la realidad concreta de cada día… Es necesario retirarse, permanecer a solas con el Maestro, compartir con Él momentos de encuentro en la intimidad del corazón p03.ara poder después, con Él, hacer frente a las situaciones concretas que nos presenta la vida.

Y es ahí, en la vida… en contacto con la realidad de la gente, con sus alegrías y sufrimientos… donde Jesús instruye a los suyos… ¡Gran lección!… aprender a descubrir y escuchar a Dios en el silencio de la oración transforma nuestra mirada y nos abre el corazón, capacitándonos para descubrir y escuchar a Dios mismo en la persona y en la vida del hermano que camina a nuestro lado.

Ahí, en la Galilea de cada día, es donde Jesús anuncia por segunda vez su pasión a los discípulos… ¡lejos están de comprender!… Él habla de su pasión, muerte y resurrección… ellos discuten quién es el más importante de todos… ¿no me pasa a mí lo mismo, Señor? ¿no ando porfiando los primeros puestos y el reconocimiento?…

Servicio, pequeñez, humildad, transparencia, sinceridad… “el que acoge a un niño como éste en mi nombre, me acoge a Mí”… ¡Parece contradictorio!… toda la vida luchando por ser alguien… por crecer… por llegar más alto… por tener éxito… y el secreto está en no ser para que Tú lo seas todo, en aprender a desaparecer, en descubrir que mi vida está llamada, no al éxito, sino a dar fruto… aunque yo no lo vea…

Me pregunto y te pregunto… ¿estás dispuesto a seguir este camino?… Ponte delante del Señor… deja que acaricie tu corazón… escucha el latido del suyo… ¿vas a decirle “no” a quien por amor a ti se ha entregado del todo?…

Yolanda Delgado, mss
@Yoly_ds