II DOMINGO DE ADVIENTO

Lucas 3,1-6

Introducirnos en el tiempo de adviento, es abrirnos a lo que viene, algo que se acerca, el corazón se prepara y en este tiempo de gracias, de misericordia nuestro corazón late más fuerte ya que ha entrado por la puerta Santa para dejarse sumergir y transformar por la gracia de Dios.

En el año quince del reinado…. vino la Palabra… Dios se hace presente en nuestra historia, en nuestro contexto. No para sacarnos de él, sino para darle plenitud e instaurar su Reino.
La Palabra viene hoy también sobre nosotros y nos invita a la conversión, a contemplar en ella el rostro misericordioso de Dios.

La Palabra es vida, movimiento. Que impulsa a compartir lo recibido, Juan después de recibir la Palabra recorre toda la comarca, predica el bautismo, el perdón. Así como a Juan la Palabra no nos deja impulsa, nos renueva interiormente, derrumba toda montaña de indiferencia, de egoísmo, para impulsarnos a ser profetas de la misericordia saliendo al encuentro de nuestros hermanos y siendo signo vivo del amor del Padre, ahí donde estamos, en nuestra realidad, en nuestro contexto.

En este tiempo de Adviento y habiendo comenzado este año de gracia nos estamos llamados a recibir la Palabra que nos llena de su amor y a ser esa voz que grita en el desierto de la vida, de esta sociedad del consumo, del egoísmo, de individualismo que hay esperanza, pues la Palabra que habita entre nosotros, quiere llenarnos de vida, de perdón14.misericordia, de misericordia, pues desea que todos contemplemos que ha llegado la Salvación de Dios.

Cómo deseo que los años que estén por venir estén impregnados de misericordia para poder ir al encuentro de cada persona llevando la bondad y la ternura de Dios! (MV 5)

Magdalena Hernández,mss