III DOMINGO DE ADVIENTO
Evangelio: Lucas 3,10-18
La respuesta es sencilla y clave para cada cristiano, quizás con este pasaje nos podemos tomar el pulso, ya que es un tiempo propicio para hacerlo.
Acabamos de abrir el año de la misericordia, y la invitación de este pasaje va por ahí. Dar con amor aquello que puedo dar. Tal vez no será una túnica, pero… y ¿una sonrisa? ¿un abrazo? Nuestro mundo necesita de esta misericordia a la que nos invita el Papa Francisco, y por qué no darnos esta oportunidad nosotros mismos de salir de la rutina de nuestros días, enfrascados en una y mil actividades, detenernos por un momento y ver a aquél que está más próximo a mí, ver qué es lo que necesita de mí. Tal vez si lo hacemos a conciencia llegaremos a la conclusión de que el que está más próximo a mí puedo ser yo mismo y esté necesitando de abrazo, esa sonrisa y tantas cosas más que en muchos momentos necesitamos como seres necesitados para seguir adelante en el camino, como los dos de Emaús, necesitaban una esperanza en sus vidas.
Que el Señor nuestro buen Dios nos siga iluminando para mirar con amor hacia el interior y el exterior, porque todo es necesario.
Yolanda Berenise Ramírez, mss