V DOMINGO DE PASCUA
Evangelio: Juan 13, 31-33a. 34-35
En su inefable sabiduría, Dios que es AMOR nos revela la belleza de su gloria y, a través de la glorificación de su Hijo, nos invita a acoger su derroche de amor y a reconocerlo como valor absoluto.
El Evangelista Juan recoge una parte de la conversación de la última cena, momento precioso y maravilloso, eje transversal de la vida del cristiano, el mejor legado espiritual y señal indiscutible de que somos sus discípulos “AMAOS LOS UNOS A LOS OTROS COMO YO OS HE AMADO” decirlo a menudo en nuestra vida, quizá resulte fácil; pero hacerlo vida puede ser que ya no nos resulte tan fácil y este amor a Dios como valor absoluto en nuestra vida, sólo se entiende desde el amarnos los unos a los otros, desde ahí nuestra vida cobra sentido, razón de ser, porque decir que estamos en relación con Dios sin estar en relación con los demás no nos permite descubrir la glorificación de Dios y de su Hijo en El, así el no amarnos los unos a los otros no nos permite ver, el ser y el crecer de nuestros hermanos. Que no suceda así en nuestra vida de discípulos, sino que por el contrario podamos hacer vida este mandato del Señor.
Que tu palabra Señor sea alimento para nuestra vida y permanezca en nuestro corazón dejándonos encontrar por ti, descubriéndote como el valor único y necesario. Amén.
Liliam Taborda
@lianmartv