SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

Evangelio: Juan 16,12-15

Dios es relación entre personas. Es Comunidad de Amor pleno y total. Creer en un Dios que es relación no puede dejarnos indiferentes, sobre todo, porque ese Dios Trinidad ha derramado su Espíritu Santo en nuestros corazones.

Jesús nos ofrece la posibilidad de que esa Comunión de Vida llegue a nosotros. Por eso pedimos a Jesús: danos la gracia de experimentar la paternidad de Dios, viviendo tu filiación con tus mismos sentimientos, animados por el Espíritu Santo que nos vivifica y dinamiza en la búsqueda de la Verdad total que Él nos revela y manifiesta.

Jesús nos habla de su relación con el Padre y con el Espíritu Santo. “Cuando venga el Espíritu de la verdad os guiará a la verdad completa. No os hablará por su cuenta, sino que os dirá lo que ha oído y os anunciará las cosas venideras”.

¿Y qué es lo que ha oído el Espíritu Santo? Ha oído todo lo que es y todo lo que ha hecho Jesús. Por eso dice Jesús: “Él me honrará a mí, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará. Todo lo que el Padre tiene es mío; por eso os he dicho que recibe de lo mío y os lo anunciará”.

Dios es una comunión de amor. Dios no es un ser solitario. El Padre se vacía eternamente en el Hijo, el Hijo en el Padre y el Espíritu Santo se vacía en el Padre y en el Hijo. Nunca hubiéramos podido descubrir esta pobreza divina, si no hubiéramos encontrado este rostro de la Trinidad, si no hubiéramos comprendido que Dios es la infinita libertad porque es libre de sí y no tiene ninguna atadura a sí.

Y si Dios es infinitamente grande lo es porque en ese don de Él mismo está eternamente arrodill38. trinidad_rublev-copiaado ante sus creaturas (en el lavatorio de los pies, en su muerte de Cruz, en la Sagrada Eucaristía). Así se expresa Mª Emilia Riquelme anonadada ante Jesús Sacramentado diciendo: “Un Dios hecho alimento de su criatura, ya no cabe ni más Amor ni más Humildad”.

En relación con la Trinidad, personalmente me impactan estos textos: “Si alguno me ama, guardará mi Palabra, mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él” (Jn 14,23) y este otro: “¿no sabéis que sois templos de Dios y que el Espíritu Santo habita en vosotros?”(1 Co 3,16) . Y me hace pensar qué bueno sería mirar a todas las personas habitadas por Dios, en su Trinidad. Es un ejercicio que estoy haciendo y me va muy bien relacionarme con las personas de cualquier índole desde esta dimensión.

Os invito a contemplar detenidamente estos textos en vuestra oración ante el Señor porque la Trinidad tiene su morada en nuestro corazón.

Mª Lourdes Garbizu, mss