XIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Evangelio: Lucas 9, 51-62

Esta semana el evangelio de Lucas nos presenta a Jesús ya de camino a Jerusalén. Es curiosa la reacción que tienen los discípulos más cercanos a él ante el rechazo que le hacen…

«Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo que acabe con ellos?»

A simple vista… ¡impresiona! ¿Verdad? Podría venirnos a la mente… ¿Cómo se les ocurre decir eso a Jesús? ¿No se dan cuenta de que son unos exagerados? ¡Pero… paremos un momento y leamos de nuevo… ¿No será esta reacción tan primaria también podemos tenerla nosotros? Tal vez no le pidamos al Señor que mande bajar fuego para acabar con ellos… pero ¿será que en nuestra mente ante personas que no nos caen bien se nos pase e incluso sin darnos cuenta, que nos condicione y no les miremos bien? Creo que de forma inconsciente se da… e incluso de forma bastante consciente.43. Te seguiré

Necesitamos la ayuda de tu Espíritu, Señor, para poder mirar como Tú miras a cada uno, y ver diferentes soluciones a las que nosotros primariamente se nos pasa por la cabeza… y a veces por el corazón.

Y bueno, continúas tu camino hacia Jerusalén… y te encuentras con tres personas. La primera dice que te seguirá a donde quiera que vayas… y las otras dos, te seguirán… pero anteponen otras realidades que necesitan solucionar primero.

Creo que seguirte es un regalo, una gracia que parte primero de tu llamada, y responderte con generosidad igualmente otra gracia, yo por mí misma no podría hacer nada, te necesito hasta para decirte “Sí”. Quiero seguirte… ¿te pongo excusas para dejarte en un segundo lugar o voy rápidamente?

De nuevo, Señor, te pido tu Espíritu, pues sin su fuerza, sin su aliento, me siento incapaz. Me pongo en tus manos una vez más… ¡Te necesito!

Davinia Martínez, mss
@Davinia_mss