XVIII DOMINGO TIEMPO ORDINARIO
Evangelio: Lc 12, 13-21
En este día, Señor, nos invitas a poner el corazón en lo que es importante. Es la invitación a tener sencillamente Tu Palabra como el único Tesoro, como lo único necesario. Ayúdanos, Jesús, a compartir el tesoro que nos regalas a través de Tu Palabra, de tal modo que muchos se dejen contagiar por ella.
En este día, y a lo largo de nuestras vidas, enséñanos a vivir compartiendo la sencillez de los gestos de la vida y a descubrir en ellos la belleza de Tu Amor y de Tu Presencia.
Haznos, Señor, ricos delante de Tus ojos, aunque nuestras manos se encuentren vacías. Enséñanos a no guardar nada para nosotros para que todos puedan, paso a paso, dejarse encontrar por Ti.
Decía nuestra venerable Fundadora, María Emilia Riquelme y Zayas «Estad alegres que Dios os quiere muchísimo». Con riqueza tan grande, ¿qué más desear?
Teniendo a Dios en el corazón y en la vida, todo se hace secundario. Ayúdanos, Jesús, a utilizar las cosas para ponerlas a Tu servicio, al servicio de los demás. Aquí estamos, Señor ¡la única riqueza que desea nuestro corazón es Tu Presencia!
Isabel María Venade, mss
@IsabelMariamss