XXVII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Evangelio: Lc 17, 5-10

Como cada vez que me pongo delante de la Palabra, surge en mí un cierto desconcierto y sorpresa ante lo que uno pide y lo que el Señor nos da.

Nadie me conoce tanto como Tú, Señor, por eso más que pedir prefiero ponerme en tus manos y acoger con humildad y confianza aquello que Tú vas permitiendo en mi camino.

El evangelio de hoy me confirma esta actitud. Los apóstoles piden que les aumentes la fe para poder comprender mejor todo aquellos que van viviendo contigo. Por tu parte, una doble respuesta: no es cuestión de cantidad, sino de calidad… no porque la semilla sea más grande el árbol que nace es de mayor tamaño: “si tuvierais fe como un granito de mostaza…” Pero vas más allá, no sólo es cuestión de tener fe, sino de saber situarnos ante lo concreto de cada día, aprender a actuar con conciencia de siervos. A veces nos pasamos la vida reclamando alabanzas y atenciones por aquello que hemos hecho… “cuando hayáis hecho todo lo que se os ha mandado, decid: ‘siervos inútiles somos, hemos hecho lo que teníamos que hacer’”.

Esa es la clave… ¿cómo me sitúo ycomo-un-grano-de-mostazao ante la vida, ante los hermanos, ante los compañeros de trabajo… ante Dios? ¿soy siervo que, con alegría y humildad hace lo mejor que sabe aquello que tiene que hacer para gloria de Dios y bien de los demás?… ¿soy “señor” que exige que los demás hagan lo que yo quiero y alaben lo que hago?

Con Mª Emilia te pido hoy, Señor: dame la humildad y la dulzura de tu corazón, dime lo que tengo que hacer y lo que tengo que hablar, dímelo todo. Hazme muy dócil y que voluntariamente no te desagrade nunca…

 

Yolanda Delgado, mss
@Yoly_ds