IV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Evangelio: Mateo 5,1-12a

Comenzamos un año nuevo, seguro que cargado de proyectos, sueños, deseos e ilusiones por desarrollar.

No sé cuál es tu proyecto de vida, cuáles son tus sueños, tus anhelos más profundos… ni si quiera sé si te has parado a pensarlos… pero sí sé cuál es el proyecto que nos plantea Jesús, cuál es su sueño sobre cada uno de nosotros, lo que espera de nosotros y hoy en el Evangelio Jesús nos lo enumera con las “Bienaventuranzas”.

Nos interpela diciendo: “Bienaventurados”; pero escúchalo de esta otra forma: DICHOSO TÚ, FELIZ TÚ si… y ahí sigue con esa misma enumeración que nos hace.

Son todo un programa de vida a vivir allá donde nos encontremos, con un nivel de compromiso muy fuerte, que implica la vida totalmente. Y en este programa nos habla de ser coherentes con el medio en el que vivimos, nos habla de justicia social, del bien común, de pobreza espiritual y material, de compromiso por la paz, de misericordia. Jesús no se anda con rodeos y no sólo las está lanzando al vacío para ver quién es capaz de vivir semejante plan de vida, sino que El mismo a lo largo de toda su vida lo vivió, con la gracia del Espíritu.

biena

El cristiano debe ser una persona apasionada por Dios y por cada ser humano, que nos debe doler que exista o no este Reino de Dios que Jesús mismo comenzó. Espera de nosotros que seamos LEVADURA para fermentar la masa del mundo, y la levadura es poca, se ve poco, pero tiene grandes efectos.

Así que atrévete y busca ser levadura allá donde te encuentres, busca tu misión en el mundo, pregúntale y no te quedes tirado en el sofá. Aunque el programa que se nos plantea, al que somos llamados a vivir todos los cristianos, no es nada fácil, sí es cierto que tiene una hermosa recompensa y Jesús mismo nos lo dice al final: “Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos”

Davinia Martínez Sempere, mss
@Davinia_mss