VIII DOMINGO TIEMPO ORDINARIO

Evangelio: Mt 6, 24-34

La Palabra del Señor en este Domingo, nos invita a reconocer su presencia continua en nosotros frente a las preocupaciones de la vida, aquellas en las que la tentación está presente para hacer casi una apología de la queja y del desconcierto.

La primera lectura del profeta Isaías es un lamento porque Sión cree que lo ha abandonado Dios y reclama que esa protección no esté con él.

Jesús en su Evangelio nos habla con claridad sobre la necesidad de tener bien centrado el corazón por encima de las riquezas, porque no se puede servir a dos amos a la vez.

Su programa de vida frente a la confianza en la providencia nos lo ejemplifica con seres tan pequeños e indefensos como los pájaros del Cielo, los lirios del campo, que se alimentan y se visten de belleza, sin que por ellos mismos puedan hacer mayor cosa. Cuando el corazón del ser humano busca aparecer, aparentar estas afirmaciones pueden parecerle fuera de contexto incluso superfluas y románticas, pero no, es la manera como Jesús nos invita desde la sencillez a valorar más a las personas que a las cosas, a valorar más cuanto somos y tenemos y que sólo es posible si viene dado por el Padre Celestial, la experiencia de la confianza en la providencia se vive desde un corazón pobre, agradecido, que no puede nada por sí mismo, sino que necesita vivir desde ese Otro que lo sostiene.

Buscar el Reino de Dios y su justicia es en definitiva la invitación a vivir con profundidad nuestra vida de cristianos en el día a día y a dejar que Dios en su infinita misericordia nos abrace con toda su providencia.

Liliam María Taborda Viana, mss

lirios