En el marco de la semana de oración por las vocaciones, encomendamos al Señor a todos los jóvenes que sienten la llamada a seguirlo, por aquellos que más lo necesitan… y especialmente oramos por todos los que ya se están formando en los seminarios y noviciados, para que sigan abiertos a la gracia del Espíritu Santo y sean fieles…

Nuestra familia Missami agradece a Dios el regalo de la vocación de nuestras hermanas: Cristiana de Brasil, Esmeralda y Sandirela de Bolivia que comenzaron el noviciado el domingo 23 de abril en Guadalajara-México.

Ahí les compartimos su testimonio:

“COMO LAS HOJAS SE DEJAN LLEVAR POR EL VIENTO, AQUÍ ESTOY YO SEÑOR PARA DEJARME LLEVAR POR TI”

Te doy gracias Señor por el don de la vocación, por llamarme y por fijarte en mí, gracias por permitirme vivir este momento contigo.

Señor aquí estoy para ser dócil a tu voz, para dejarme llevar por Ti. Aquí estoy para dejar que tú escribas en cada página de mi vida. Aquí estoy para dejarme moldear por Ti, para que cada día me vayas enamorando más. Aquí estoy para caminar contigo, seguir tus pasos sin saber a dónde vas.

Señor esta nueva etapa que comienzo sea un tiempo de gracia y sobre todo de enamorarme más de ti. Cada día yo sepa reconocerte en las cosas pequeñas y pueda verte en el hermano/a que está a mi lado y que sea tu Espíritu el que vaya transformando en mi todo lo que Tú quieras.

Esmeralda Alba Gualeve

“Yo soy la barca, El Señor es el mar, condúceme según el soplo de tu Espíritu”.

La vocación es un don, una llamada de amor que nace del corazón de Dios y es manifestada y realizada en el corazón de cada persona que se deja enamorar por ese amor.

Gracias Señor por llamarme a vivir esta relación de amor contigo y elegirme a ser tu luz en el mundo.

Que esta nueva etapa sea una gracia especial en mi seguimiento, que yo pueda vivir con sinceridad y profundidad de corazón, y abrirme cada día a tu gracia, a tu amor, y aprender de tu Hijo el sentido verdadero de la entrega total a ti y a los demás.

Quiero derramar mi vida en ti, entregarme sin reservas a tu voluntad, dejarme moldear por tu amor y tu misericordia.

Que a ejemplo de la Virgen pueda decir “Sí” cada momento de mi vida y donándome a los demás; de manera especial a los pobres y excluidos para poder decir como nuestra Madre Fundadora: “Yo me entrego a la voluntad de Dios, y mi ser entero se lo doy”. Y en esta entrega yo pueda encontrar en cada hermano(a) tu rostro y tu Presencia.

Cristiana Silva Santos

“…Dichosos los que creen sin haber visto…” Jn 20,19-31

Sería más sencillo poder explicar todo lo que se va generando en el corazón, si existiera una cámara fotográfica que mostrara en las fotografías todo lo que pasa en el, a colores; así todos verían las maravillas que va haciendo Dios en mí. Pero si yo no fuera la protagonista y testigo, y la que va sintiendo toda esa transformación diría lo mismo que Tomás: “si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré”. Cuanto me costó creérmela que Dios me había elegido, que me había mirado, que me había hablado al corazón y que me había llamado a su servicio para una misión especial. Que hermoso fue creer y confiar en Él a pesar de mis miedos. Él lo cambia todo, lo transforma todo y nos da a su Madre la Virgen María como modelo de seguimiento y cumplimiento de su voluntad y junto a ella solo digo: “Mi alma canta al Señor, mi Espíritu se alegra en Dios mi Salvador”.

«Todo tu ser entero dáselo a tu Madre Inmaculada y ella como suyo se lo ofrecerá a Jesús» M.E.R.

Sandirela Flores Vásquez