XIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Evangelio: Mt 10, 37-42

Gracias, Señor, por Tu llamada en este día. Escucho Tu Palabra y vuelve a resonar dentro de mí, Tu llamada… Gracias porque desde siempre me has llamado, porque me amas con amor gratuito, no esperas Te responda, pero me alegro tanto, poder responderte, cada día, cada nueva mañana… Por todo gracias Señor de mi vida.

Gracias porque Tu llamada me invita, y a cada un@ de nosotr@s a tomar nuestra cruz y seguirte. Gracias por la cruz, esa que me va bien, gracias, no sabría escoger una mejor, estoy segura…

Enséñame, Jesús, a dar la vida, sin esperar nada a cambio, a amar en cada nuevo amanecer, a seguirte, aunque me duela, tal como el amor… Tantas veces el amor duele…

¿Has experimentado alguna vez que el amor duele?
¿Eres capaz de hacer una pequeña lista de los momentos en que has podido amar en medio del dolor?
¿Cómo te va la cruz que te toca?

Oh, Jesús, ayúdame a dar de beber a mis hermanos sedientos del camino, de modo especial cuando el camino es duro, tiene polvo y hace calor…

Enséñame a ser prolongación Tu20100404-paxi-fanoya con mi vida, desde la sencillez, desde los gestos pequeños, no buscados, estudiados, sino vividos desde el Amor, desde Ti…

En este día se me hacen muy presentes las palabras de mi venerable Madre Fundadora, María Emilia Riquelme: “Qué haríamos las Misioneras sin cruz? No miremos la madera de que se compone, esto es igual; miremos que son las joyas con que Nuestro Señor quiere adornarnos, para estar bien hermosas en el incomparable momento de entrar en el reino celestial”.

Parecen palabras que ya no se utilizan… ¿Cómo lo ves tú?

Cuéntanos tu experiencia…
¡Jesús cuenta contigo!

Isabel María Venade, mss
@IsabelMariamss