XIV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Evangelio: Mt 11, 25-30

En su contexto original, estos versículos hablaban específicamente para los hombres oprimidos por la ley judía, la cual sus líderes las enseñaban incorrectamente. Ya que la ley en manos de los rabinos o maestros de la ley, se había convertido en una carga demasiado insuperable. «Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí» (v. 29). Jesús NO propone que vivamos en yugo, sino que aceptamos Su yugo, que es chrestos – «manejable, es decir, suave, agradable (a diferencia del áspero, duro y afilado)». Un yugo bien hecho, distribuye la carga uniformemente, y esto es lo que lo hace una tarea más fácil. Cuando Jesús nos invita a tomar Su yugo y aprender de Él, se nos está invitando a unirnos a Él – para permitir que Él tome la iniciativa en nuestras vidas – para permitirle que Él nos dirija, nos ayude, nos aconsejé, nos provea de todas las herramientas necesarias para poder atravesar los lugares difíciles y los retos más grandes a través de nuestras vidas. No te dejes engañar…

Hoy Jesús nos invita en primer lugar a abrir los ojos a nuestra realidad, a no negar lo que no nos gusta de ella, a asumir que hay partes de nuestra vida que no son brillantes, ni están llenas de luz ni nos hacen sentir felices. Y luego nos invita a todos a acogernos a su compasión y su misericordia. Los que nos sentimos cansados, los que no terminamos de encontrar sentido a este mundo a veces tan complicado, los que, confusos, vemos que nos quedamos cortos de esperanza y largos de tristeza, todos estamos invitados a acercarnos a Jesús. Porque su “yugo es llevadero” y su “carga, ligera”. Ése es el Evangelio que se ha revelado a la gente sencilla, a los que son capaces de abrir su corazón, y reconocer que, al final, dependemos de él, de Dios, porque sólo de él nos puede llegar la verdadera paz, el auténtico consuelo, el seguro descanso.

Nuestra Madre Fundadora nos invita a recurrir a Jesús Sacramentado como la única fuente de paz. “MIRA A JESÚS, AQUÍ ESTA TODO EL CONSUELO, LA LUZ Y LA PAZ. FELICIDAD VERDADERA SOLO LA ENCONTRARAS A LOS PIES DE JESÚS SACRAMENTADO.”

Geani Valencia, mss