XXVIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Evangelio: Mt 22, 1-10

“El Reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo”

Todos somos invitados a esta boda. Una boda es algo especial, se prepara con mucho cariño, hay alegría, amistad.

Vemos que el rey invita tres veces. Las dos primeras los invitados ponen excusas por atender a sus propios intereses o por preferir sus propias comodidades…

Cuántas veces nosotros también nos excusamos ante la invitación que nos hace el Señor cada día a seguirle.

En la ultima invitación que hace va todo tipo de personas, quiere que se le llene la casa. Algo muy importante para quedarte es tener el traje de fiesta. Ese traje es estar en sintonía con la Palabra de Dios, es conversión.

Pidámosle al Señor que nunca se canse de invitarnos a gozar de su presencia, que nos dé un vestido para estar con Él.

Hoy de forma especial quiero agradecerle al Señor que tal día como hoy hace 23 años hice mi profesión religiosa. Me siento invitada a esta gran fiesta cada día, a seguir ratificando mi sí.

Vivi Álvaro, mss