XXIX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Evangelio: Mt 22, 15-21

A Dios pertenece mi ser entero; por eso me debo a mis hermanos: a cada uno según su necesidad.

Jesús desenmascara a los fariseos y les habla desde la verdad. Vemos el contraste de actitudes: Él, el veraz; y ellos, de intención torcida e insinceridad de corazón. En realidad no conocen a Jesús ni están abiertos a su amor. Su religión no los liga ni a Dios ni a los hombres.

-Me interpela este pasaje en un doble sentido:

. En mi relación con Dios, ¿busco la verdad y su voluntad, o intento manipularle haciendo la religión a mi medida: beneficiándome de lo que me agrada y rechazando el compromiso o exigencia a salir de mi egoísmo?

. Y mi relación con los demás ¿es sincera y gratuita o manipuladora, tratando de ser el centro alrededor del cual todo gire?

-En relación a nuestro Carisma:

. ¿Disfruto del Don de la Eucaristía sólo para mi bienestar o me dejo transformar en pan que consuela, fortalece y alimenta a cuantos me rodean?

. ¿Me beneficio de las seguridades o comodidades de la vida fraterna sin estar realmente al servicio alegre y permanente de mi Comunidad y de la Congregación, y por ello de la Iglesia y de mis hermanos del mundo?

Blanca de Miguel Goytisolo, prenovicia mss