III DOMINGO ADVIENTO

Evangelio: Jn 1, 6-8. 19-28

A punto de terminar el adviento, nos vuelves a recordar que hemos sido escogidos para ser Testigos de la Luz. Como Eucarísticos que somos, nos pides Ser Eucaristía allí donde la misión me ha enviado; dejando transparentar Tu luz, para que te puedas dar a todos.

Mi egoísmo a veces quiere suplantarte y pretendo ser yo “la Luz”. No permitas Señor que eso suceda; al igual que Juan, no soy digna de ser esa Luz que Tú eres, como mucho portadora, como antorcha, para llevarla a todos los hombres, e iluminar aquellas vidas que se encuentran perdidas y cansadas porque no ven la Luz.

Derrama tu agua sobre mí, Señor, para que inundada por tu Espíritu, nunca me canse de proclamar y sentirme enviada ante los hombres para decir “Que vienes, ya estás aquí” para darnos y ser Luz en nuestras vidas.

Mª Emilia nos dice:

«Ama a Dios, trabaja por Dios y calla para escuchar a Dios»

«Déjate llevar, esta unión con la voluntad de Dios, con Él mismo, me absorbe por días más. Es lo único que absorbe mi vida, servir a Dios y agradarle»

Mª Jesús Rodríguez de Rivera, mss