III DOMINGO DE CUARESMA

Evangelio: Jn 4, 5-15

Jesús llama al apostolado sin hacer distinciones entre las personas, en este caso una mujer samaritana que tenia prohibido acudir a Jerusalén.

Mientras ella sólo puede ofrecerle agua de un pozo excavado por el hombre, Jesús le da a beber el agua de vida eterna, y por la conversión de la mujer, salva su alma e inicia el apostolado en Samaria, su región, que en los primeros años de la iglesia dio un gran impulso a la evangelización.

Desde mi experiencia en el carisma de nuestra congregación me identifico con la samaritana puesto que, a mí mismo, me llamó cuando estaba alejado y hostil a la iglesia y desde entonces me siento impelido a proponer la alegría del evangelio a cuantos tengo ocasión de tratar, al considerar que, como quería nuestra madre fundadora, hemos de llevar muchos corazones a postrarse a los pies de Jesús Sacramentado, que es dónde se ganan todas las batallas.

 Antonio Luque Guerrero, mel