II DOMINGO DE PASCUA
Evangelio: Jn 20, 19-31
Somos invitados a reflexionar un texto un poco largo y muy rico en matices; matices todos esenciales.
Jesús lo había anunciado: «… Resucitaré…», pero aquellos hombres, sus amigos, lo vieron muerto, y ahora están encerrados, con miedo, y Él se presenta resucitado y con las señales de su crucifixión.
Y al discípulo ausente que exige ver y tocar para creer, le da la oportunidad. Y Jesús repite su saludo preferido: «La paz con vosotros» y el: «no temáis…, como el Padre me envió os envío yo… Recibid el Espíritu Santo»
Y como colofón de estas escenas: » Felices los que sin ver creerán».
Nosotros somos un poco todo eso: Encerrados, temerosos; juntos y ausentes. Y también formamos parte de aquellos que sin ver creen en Jesús.
¡Todo es Gracia!
¿Cómo compartir con nuestra vida esta Palabra de Dios que nos interpela existencialmente?
Toca nuestras vidas desde las realidades más simples y cotidianas; desde la debilidad más humana: el miedo, el temor…, al compromiso y la grandeza más inimaginable de poder tocar, creer, vivir y experimentar la presencia de Jesús Resucitado.
¡Todo es Gracia, todo es Don!
Danos, Jesús, la gracia de acoger el Espíritu Santo para vivir tu Presencia, en tu Paz, y sin temor, en todo momento, en cualquier lugar; con todos los hermanos. Y tu Palabra se hace viva y eficaz en nuestro mundo. ¡Señor y Dios nuestro!
Belén Jiménez, mss