III DOMINGO DE PASCUA

Evangelio: Lc 24,35-48

“Ellos contaron lo sucedido en el camino y como lo habían reconocido al partir el pan”
Qué importante es compartir nuestra fe, compartir cómo vamos reconociendo la Presencia del Señor Resucitado por el camino y en la Fracción del pan, signo de la Presencia amorosa de Dios en medio nuestro.

La fe se multiplica dándola, compartiéndola, viviendo la comunión. La fe nos regala una mirada nueva, profunda, audaz, que sabe ver más allá y más adentro, lo que es invisible a los ojos y es precioso para vivir.

“Él se presentó en medio de ellos y les dijo: La Paz esté con ustedes”
El Señor vivo y resucitado se vuelva a presentar en medio de nuestras comunidades, de nuestras vidas, para regalarnos su paz y acrecentar nuestra fe y esperanza.

“Miren mis manos y mis pies, soy yo en persona”
Miren las marcas de mi amor, de mi entrega, de mi vaciamiento. Entiendo sus dudas, sus turbaciones, sus búsquedas a veces erradas, sus cansancios. TODO LO HAGO NUEVO.

“Les abrió la mente, para que entendieran las Escrituras”
El Señor Resucitado quiere abrir nuestras mentes, nuestros corazones para que acojamos su infinito amor, su misericordia, su ternura y seamos con nuestra vida, con nuestros gestos, sus testigos.

Todo se juega en la relación personal con Él y en el compartir, en comunidad, la fe recibida.

“Mira a Jesús, ¡aquí está todo!: el consuelo, la luz, la paz” (Emilia Riquelme)

Elisa Mármol Luengo, mss