EPIFANÍA DEL SEÑOR

Evangelio Según (San Lucas 2,1-12)

Cayeron de rodillas y le adoraron.

Los magos han visto brillar una estrella nueva que les hace pensar que ya ha nacido el Rey de los Judíos y vienen a Adorarlo. ¿Dónde está? Surge la pregunta.
Como familia MISSAMI hemos visto una estrella, nos hemos puesto en camino y ofrecemos nuestros pobres regalos.

VER LA ESTRELLA.- ¿Qué mirada tengo yo? Los Reyes Magos levantaron la cabeza al cielo y vieron la estrella. Me invita el Señor a levantar la mirada. Ver a un niño, ver al Señor, ver al Salvador del mundo junto a su madre y padre, en un lugar que ni siquiera era de ellos y no en las condiciones propias para que el Hijo de Dios naciera. Los Reyes Magos ofrecen sus regalos con alegría.
CAMINAR.- ¿Me pongo en marcha? Requiere la decisión del camino, el esfuerzo diario de la marcha. Ponerse en camino no es fácil. Es éxodo que hay que vivir. Vale inmensamente la pena caminar, porque encontrando a ese Niño, descubro su ternura y su amor, encuentro la alegría y el sentido de vivir, me encuentro conmigo misma y con los que viven alrededor mío.

OFRECER.- ¿Qué ofrezco yo? Cuando los Magos llegan al lugar donde está Jesús, después del largo viaje. Jesús está allí para ofrecer la vida, ellos ofrecen sus valiosos bienes: oro, incienso y mirra. Yo ofrezco mi vida pobre y sencilla, todo lo que soy. Dar gratuitamente, por el Señor, sin esperar nada a cambio «Gratis habéis recibido, dad gratis» Él, que se ha hecho pequeño por nosotros, nos pide que ofrezcamos algo para sus hermanos más pequeños. ¿Quiénes son? Son precisamente aquellos que no tienen nada para dar a cambio, como el necesitado, el que pasa hambre, el forastero, el que está en la cárcel, el pobre. Un sueño hecho realidad, llega nuestra Salvación.
JESÚS VIENE AL MUNDO COMO LUZ, PARA ENSEÑARNOS CÓMO LLEGAR A LA VIDA DE PLENITUD CON EL PADRE.

Raquel