TESTIMONIOS

Yo sé, que el primer soplo del Espíritu Santo lo recibí en mi bautismo, pero lo sentí por primera vez, cuando era una niña, pues las primeras misioneras que llegan a Bolivia: madre Pura, madre Corazón y madre junto con Monseñor Tapia hicieron que me enamore de la Virgen y de Jesús Sacramentado.
Ya después de 34 años en 1993, casada y con cuatro hijos pequeños, me sentí en un pozo muy obscuro y profundo sin ganas de salir, por una fuerte crisis familiar, me encontré con mi amiga Silvia, le conté mi tragedia, me dijo “habla con madre Cecilia”, esta platica fue el momento más importante de mi vida, pues entendí al fin que “Dios me ama y que me trajo a este mundo para ser feliz”. Me invitó a ser parte del MEL, donde fui aprendiendo a amar a Jesús Sacramentado y contagiar este amor a otros hermanos.
Y ahora, con lo vivido cada día entre los laicos y las religiosas en: Granada experimentando la vida de nuestra Madre María Emilia Riquelme en la Casa Madre, conociendo los lugares donde ella oró, comió, adoró, enseñó a sus hermanas, durmió, habló, rió …. donde vivió el amor a Jesús; y aquí en Pamplona, en el XVIII Capítulo junto a las hermanas de Brasil, Colombia, Filipinas, Bolivia, España, Angola, México el soplo del Espíritu Santo fue majestuoso, esplendoroso y con luz poderosa. Por ésta vivencia aquí hoy estoy más segura que nunca, que: “DIOS ME AMA Y QUIERE MI FELICIDAD”
Por éste regalo que Dios me dio, de estar aquí y ahora, lo amaré más cada día y con el SOPLO del ESPÍRITU SANTO, llevaré este Amor a todas las personas de mi familia, de mi grupo MEL, de mi familia MISSAMI, para que juntos enamorados de nuestro CARISMA sigamos en MARCHA, viviendo el Amor de Dios, de la mano de nuestra Madre para construir un mundo mejor y “Amar siempre Amar”

Elsa Rada de Carazas –  (MEL La Paz -BOLIVIA-)