Evangelio de San Juan, 8,1-11

Otro domingo más el Evangelio nos invita a la conversión.

El evangelio de hoy nos presenta a la mujer adúltera. Después de releerlo varias veces me impresiona la gran misericordia de Dios. La mujer pecadora está en el centro de todos, es acusada por todos. Jesús con inmensa paciencia, y la violencia de los acusadores (era gente mala). Jesús se pone a escribir en el suelo, y está viendo el interior y pensamientos de cada una de las personas que querían apedrear a esa mujer. Ahí se ve al Dios misericordioso que nunca quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva, Él no quiere el pecado y tampoco le da demasiada importancia… pero si da mucha importancia al arrepentimiento.

Jesús les dice: «el que esté limpio de pecado tire la primera piedra.» Poco a poco se van marchando.

Jesús esta agachado en el suelo con la mujer pecadora. Dice el evangelio, se quedaron allí solos, la mujer y Jesús, que momentos tan íntimos con Jesús, que mirada mutua entre los dos, que sentiría esta mujer?

Yo me siento muchas veces esa pecadora y también me pongo delante de Jesús y veo mi miseria, siento la necesidad de ese perdón ese arrepentimiento, ese poder quitarme de encima esa miseria que muchas veces no me deja tener esa par interior. Tengo la gran suerte de poder contar con una dirección espiritual y sentir el abrazo del Padre y su inmensa misericordia y como no su perdón.

Después de esta reflexión en este evangelio una de las conclusiones sacadas es, no juzgar a nadie, ver en todas las personas a Jesús y tener muy claro y pleno convencimiento de que TODOS tenemos nuestra salvación a través de Jesús. Él es la gracia que salva del pecado y de la muerte.

Lola Peñalver  MEL Arturo Soria