Lucas. 24, 46-53
El evangelista Lucas es un hombre culto, para él Resurrección y Ascensión es lo mismo, es el momento en que Jesús deja el mundo terrenal para vivir junto al Padre, pero antes de partir se despide de sus seguidores y les dice que ahora les toca a ellos llevar la Buena Noticia al resto de la humanidad.
Las personas somos animales de costumbres y nos cuesta trabajo cambiar. Jesús lo sabe y por eso nos anima, porque quiere que seamos capaces de avanzar sin su presencia física.
Somos miedosos ante la incertidumbre, pero debemos seguir avanzando porque hemos recibido la mejor herencia “el amor de Dios para vivirlo con toda la humanidad”. Aprendamos a compartirlo, a salir al encuentro de los demás y no dejarnos vencer por la apatía, la soledad o el miedo.
Como cristianos, como Iglesia debemos estar dispuestos a no ser siempre guiados, sino independientes, creativos… cristianos alegres y acogedores siempre en misión para hacer de nuestro mundo, un mundo más justo, cercano y humano, en el que, la Caridad sea la norma de nuestra vida.
No busquemos el cielo allá arriba, eso es el firmamento, sino aquí en la tierra en nuestro día a día.
Ascención Ramírez – mss