IV DOMINGO DE PASCUA
Evangelio: Juan 10, 27-30
Hoy saboreo Tu Palabra Señor… y, me doy cuenta como resuena en mi interior “Yo y el Padre somos uno”…
Y, en mi interior una llamada fuerte en este día: ser una Contigo Señor, una llamada muy fuerte a vivir desde la comunión, muy unida a Ti para que sólo desde Ti pueda ser para los demás lo que esperas de mí.
Gracias, Señor, por tu invitación, por tu llamada a escuchar Tu voz y dejar que sólo Tu voz me enamore cada día más. No quiero escuchar otras voces, sólo la Tuya me apasiona cada vez más.
Ayúdame, Señor, a discernir Tu voz entre todas las voces que, no pocas veces, me confunden… ayúdame a saborear Tu voz, y dejarme encontrar por ella cada vez que me alejo para poder volver a Ti.
Dime, Señor, cómo vivir siempre unida a Ti, no quiero dejar que nadie me separe de tu Amor, de Tu voz.
“Ama a Dios, trabaja por Dios y calla para escuchar a Dios”, como dice María Emilia. La verdad es que sólo escuchando mucho es posible descubrir al Señor, escuchar Su voz y entender qué está diciendo.
¿Has probado escucharlo alguna vez?
¡Atrévete!…
Isabel María Venade, mss
@IsabelMariamss