XXVI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Evangelio: Mc 9, 38-43.45.47-48

Pedirte Señor en este domingo que nos consagres en la verdad, es reconocer que no hay más verdad que la tuya que nos sustenta y alimenta.

Echar demonios en tu nombre es posible, pero más posible es estar contigo descubriéndote en los pequeños en los que sufren, en aquellos que nos encontramos en el camino de nuestra vida y que a través de nuestra presencia eucarística y misionera descubren el gozo de una vida entregada que acoge y no discrimina, que no hace acepción de personas, sino que camina con todos aquellos que están con Dios.

Conságranos en la verdad, en aquella que nos permite ser fuerza y alimento y nos abre el corazón para entender que lo que no posibilita el crecimiento personal y el de los otros debe ser echado fuera, porque sólo quitando aquello que no nos deja estar abiertos a los demás descubrimos el gozo de la vida eterna, donde tu rostro resplandece y la alegría y la confianza en ti nos afirman en tu seguimiento.

Liliam María Taborda Viana, mss