Evangelio según San Lucas 3,15-16.21-22.
«Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, y no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias. El os bautizará en Espíritu Santo y fuego.»
El más sencillo acto de amor nos acerca más a Dios que mil plegarias vacías
Cuán afortunados somos al vivir en la Gracia de Nuestro Señor Jesucristo, los misterios que nos han sido revelados, como su bautismo, la Santísima Trinidad, son una bendición que nos ha sido entregada al ser hijos de Dios.
Jesús nos enseña al recibir el bautismo que somos purificados, resucitados para una nueva vida en la cual nos invita a acompañarlo. Esta bendición debemos recibirla como el llamado a una misión que consiste en transmitir la liberación del pecado a través de nuestras obras, nuestras palabras, nuestra oración.
Debemos seguir el camino de la reconciliación con nosotros mismos, con todo lo que nos rodea, siguiendo a nuestro Señor de manera decidida, haciéndonos dignos de acompañarle cada día, porque solo a través del amor, de Dios, podemos ser realmente libres.
Weimar. Grupo MEL en formación -Madrid.